Carlo Ancelotti ya está en Brasil. Aterrizó este domingo por la noche en Río de Janeiro y no hubo alfombra roja, pero sí historia en movimiento. A las 21:00 bajó del avión en el aeropuerto Galeão con gorra de la selección, gesto sobrio y una misión clara: reconstruir a la Canarinha desde la experiencia, sin promesas grandilocuentes, solo con fútbol y método.
Tras su llegada, este lunes se reunirá con su cuerpo técnico, oficializará su primera convocatoria al frente de la selección y tendrá su primer cara a cara con el presidente de la CBF, Samir Xaud. Todo indica que se quedará en el mismo hotel durante una semana, preparando los partidos clave que marcarán el comienzo de su gestión.
El cronograma es apretado. Ancelotti debutará como seleccionador el 5 de junio frente a Ecuador en Guayaquil, por la fecha 15 de las Eliminatorias rumbo al Mundial 2026. Luego, el 10 de junio, Brasil recibirá a Paraguay en el Neo Química Arena, en San Pablo.
Durante la semana previa, los entrenamientos se realizarán en el centro de entrenamiento del Corinthians, donde el técnico empezará a conocer en profundidad a sus jugadores y a dar las primeras señales tácticas de su estilo. Todo en tiempo récord.
Carlo Ancelotti ya está dejando su sello incluso fuera de la cancha. Según ESPN Brasil, ya comunicó que no quiere vivir en una casa de lujo, como le ofrecieron. Prefiere un departamento funcional, frente a la playa en Barra da Tijuca. Tranquilidad y rutina por sobre ostentación.
Fiel a su estilo, fue recibido por un puñado de hinchas al llegar al hotel, a quienes saludó sin escándalos. El italiano sabe que, en Brasil, se espera más que resultados. Se espera un rumbo. Y en eso, Carletto tiene la bitácora lista.
La historia entre Ancelotti y la CBF viene cocinándose a fuego lento desde 2023, tras la salida de Tite. El 12 de mayo firmó contrato hasta el Mundial de 2026. A sus 65 años, luego de una etapa dorada en Real Madrid, suma un nuevo desafío: el banquillo más exigente del mundo.
Y mientras todos hablan de tácticas, nombres y formaciones, Ancelotti se enfoca en algo más silencioso: reconstruir la identidad. Devolverle al fútbol brasileño la mezcla exacta de orden europeo y alegría sudamericana. Esa combinación que, bien ejecutada, ya le dio cinco estrellas al escudo.