Por Ernesto Traub 
En los playoffs de la NBA, los partidos se juegan con el alma. Y nadie lo representa mejor que Josh Hart, el gladiador de los New York Knicks, que pese a un brutal codazo y la sangre en su rostro, siguió jugando como si nada. Pero su entrega no fue suficiente: los Boston Celtics aplastaron 127 a 102 en el quinto juego y siguen con vida.
Faltaban tres minutos para cerrar el primer cuarto. Hart atacaba el aro con fuerza cuando un codazo accidental lo hizo sangrar intensamente. El rostro cubierto de rojo. La imagen se volvió viral. Pero el tipo se limpió y siguió como si nada, en modo guerrero, con 24 puntos, 7 rebotes y dos asistencias.
Su gesto conmovió hasta a los rivales. El TD Garden enmudeció por segundos. Porque Hart, aun herido, no bajó los brazos. Porque si hay alguien que encarna el espíritu de esta franquicia renacida, es él.
Pero al otro lado estaba un equipo que no quiere morir. En casa, los Celtics fueron un vendaval: Derrick White se despachó con 34 puntos, mientras Jaylen Brown aportó 26 tantos, 8 rebotes y 12 asistencias. Una actuación demoledora que le devolvió el alma al equipo de Massachusetts.
Los Knicks llegaban con ventaja de 3-1 y la ilusión de liquidar la serie. Jalen Brunson sumó 22 puntos y 6 asistencias, pero fue neutralizado por la intensidad defensiva de Boston. La serie ahora queda 3-2, y el próximo capítulo será en el Madison Square Garden.
Más allá del resultado, Josh Hart se convirtió en símbolo de estos playoffs. Su entrega total, su resistencia al dolor y su liderazgo emocional tienen a los Knicks soñando. No ganaron este partido, pero Hart dejó un mensaje claro: no se rinden, no retroceden.
Y mientras sus compañeros lo miraban como héroe, Hart seguía marcando cortinas, presionando, lanzándose al piso. Esos gestos que no siempre salen en los highlights, pero que construyen equipos ganadores.
Este viernes, la serie vuelve al corazón de Manhattan. El Madison Square Garden será testigo del sexto partido, con los Knicks aún liderando 3-2. Pero Boston llega encendido. Todo puede pasar. Y si algo está claro, es que mientras Josh Hart esté en cancha, Nueva York tendrá fuego para pelear.
Los Celtics, por su parte, buscarán repetir la fórmula del quinto juego: defensa intensa, circulación rápida y un White imparable desde la línea de tres.
Hay derrotas que marcan. No por el resultado, sino por el símbolo que dejan. Lo de Hart fue más que una buena actuación: fue una declaración. Estos Knicks no son los de antes. Y aunque perdieron por 25 puntos, la batalla continúa.
La sangre puede limpiarse, pero el mensaje queda: en estos playoffs, hay que matarlos para derrotarlos.
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