Por Ernesto Traub 
La era dorada de los Golden State Warriors parece haber llegado a su fin. En el Juego 5 de las semifinales de la Conferencia Oeste, los Minnesota Timberwolves vencieron 121-110 a unos Warriors que no contaron con su estrella, Stephen Curry, debido a una lesión en el isquiotibial izquierdo.
Stephen Curry, líder indiscutible de los Warriors, fue baja en los últimos cuatro juegos de la serie debido a una distensión en el isquiotibial izquierdo . Su ausencia se sintió profundamente, ya que el equipo no logró encontrar su ritmo habitual sin su presencia en la cancha.
Aunque jugadores como Brandin Podziemski y Jonathan Kuminga intentaron llenar el vacío, sus esfuerzos no fueron suficientes para contrarrestar el empuje de los Timberwolves.
Minnesota supo capitalizar la situación. Anthony Edwards y Julius Randle lideraron al equipo con actuaciones destacadas, combinando para 61 puntos en el Juego 4 y manteniendo su dominio en el Juego 5 . La defensa sólida y el juego colectivo fueron claves para cerrar la serie y avanzar a la final de la Conferencia Oeste.
La eliminación plantea preguntas serias sobre el futuro de los Warriors y de Stephen Curry. Con una plantilla envejecida, figuras que ya no rinden como antes y contratos millonarios que limitan la flexibilidad del equipo, la franquicia enfrenta una encrucijada en la próxima temporada. La salida de nombres históricos como Bob Myers en la dirigencia y el declive físico de jugadores como Klay Thompson han dejado al equipo sin parte de su columna vertebral. En este contexto, la salud y el rendimiento de Curry, que sigue siendo el alma de la franquicia, serán determinantes para definir si Golden State apuesta por una reconstrucción profunda o intenta una última carrera por el anillo.
El legado está intacto, pero el presente exige decisiones difíciles.
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